Breve resumen histórico de la ciudad

Portada de la iglesia románica de Santa María de Castrelos
Portada de la iglesia románica de Santa María de Castrelos. Fotografía: Eduardo Galovart

Vigo y su comarca estuvieron pobladas desde la antigüedad, como lo atestiguan la cantidad de dólmenes y mámoas que se encuentran en el término municipal.

No se ha localizado ningún yacimiento paleolítico y los únicos hallazgos fechados en la Edad de Piedra son medio centenar de útiles tallados en cuarzo y cuarcita, que pertenecen  a la colección del Museo Quiñones de León.

En cuanto al período del Neolítico, se han encontrado diversas hachas de mano, algunas de carácter votivo. Dentro de este período destacan las construcciones funerarias, denominadas túmulos, fechadas entre los años 3.000 y 1.800 a. C., entre los que destacamos el denominado A Casa dos Mouros, en la subida al parque de A Madroa. Hay también petroglifos importantes en Fragoselo y Millaradas.

En la transición del III al II milenio a. C., hay un numeroso conjunto de grabados rupestres con representaciones de motivos geométricos, armas y fauna.

De la Edad del Bronce, entre el 1.900 y 800 a.c, se sabe de la existencia de poblaciones, ya que se han encontrado numerosos restos de utensilios de cerámica, armas y grabados rupestres.

Restos arqueológicos castreños en el Monte del Castro

Restos arqueológicos castreños en el Monte del Castro

La cultura castreña, que abarca toda la Edad de Hierro y la cual se desarrolló en Galicia desde el siglo VIII a.C hasta el fin del I d. C, dejó en Vigo numerosos vestigios como muestra la existencia de 26 poblados de castros. Este dato nos indica que en esta época, Vigo, tuvo una de las mayores densidades de población de toda Galicia. El mayor de estos poblados es el situado en la ladera del monte de O Castro. Sus habitantes vivían de la agricultura, actividad que complementaban con la caza y la pesca. Trabajaban asimismo el hierro y la piedra.

ÉPOCA ROMANA 

En Vigo, según los estudiosos del tema, denominada «Vicus Spacorum», el proceso de romanización se produce de forma temprana. Los vestigios arqueológicos muestran la existencia de una intensa actividad portuaria y comercial en el litoral vigués desde el siglo II a. C. hasta el siglo I d.C, siglo en el que se establece la pax romana.

Villa romana de Toralla. Siglo III

Villa romana de Toralla. Siglo III

Del proceso de romanización quedan importantes vestigios. En el litoral destacan las villas como la de Alcabre y Toralla, ésta última en proceso de excavación por nuevos hallazgos. ), Asimismo se han estudiado y documentado restos de instalaciones portuarias, calles, salinas y fábricas de salazón, necrópolis, restos subacuáticos… así como la intensa romanización de los poblados castreños del municipio.

Hace unos dos años se reconstruyó en la falda del Castro una de las construcciones primitivas de los pobladores de la ciudad, antes de la llegada de los romanos y de otra más cuadrangular que muestra ya influencia de estos.

Las últimas excavaciones realizadas en el Areal y en el Casco Vello nos revelan la posible existencia entre los siglos III y VI d.C, de un importante asentamiento humano como el «vicus romano».

EDAD MEDIA

Tras el declive progresivo de la civilización romana, se vivieron unos siglos difíciles, durante los cuales la cultura, la arquitectura, o el resto de las artes, se sumieron en un período oscuridad. Sólo gracias a la iglesia se intentaba mantener algo similar a lo que habían aportado los romanos.

En el caso de la población viguesa, dependió durante muchos años del monasterio cisterciense de Melón. Desde inicios del siglo IX, comienzan a llegar a las costas españolas, primero por el Cantábrico, y luego por el Atlántico, los guerreros de las recónditas tierras escandinavas, los vikingos. El aumento de sus incursiones provocó que los habitantes de Vigo, al igual que los de otras zonas en tiempos de guerra, buscasen refugio en las zonas más fácilmente defendibles y se volvió a ocupar el Monte de el Castro. Es probable que durante mucho tiempo la ciudad pasase a casi desaparecer y lógicamente perdió la importancia comercial que había tenido en la época romana.

Iglesia románica de Corujo. Fotografía: Eduardo Galovart

Iglesia románica de Corujo. Fotografía: Eduardo Galovart

Se conoce de antiguo la abundancia de las plantaciones de olivares, cultivo importado también de los antiguos colonizadores romanos. Existe igualmente una actividad pesquera considerable.

Surgen, entre los siglos XI y XIII, las primeras iglesias que heredan la nueva corriente románica que se ha impuesto por toda Europa, gracias a las órdenes religiosas como la de Clunny. Actualmente se conservan numerosos vestigios de la arquitectura de este período en las  Santiago de Bembrive, San Salvador de Coruxo y Santa María de Castrelos. Perviven además dos puentes en Sárdoma y Fragoso y restos románicos en la ermita de O Freixo en Valadares y en las iglesias barrocas de Sárdoma y de Santa Cristina de Lavadores.

A partir del siglo XII, en el que la ciudad comienza a recuperar población, Vigo sigue sometido al poder de la Iglesia y de los señores feudales. La parroquia de Santiago de Vigo era la más importante de la villa junto con el barrio de Santa María. El desarrollo de Vigo se vio limitado debido a que la Corona le otorgó a Baiona la facultad de comerciar por mar con otras ciudades.

En cuanto a los inicios de la literatura, en estos siglos vivieron en Vigo o su ría, los poetas Martin Codax, celebre por sus Cantigas de Amigo y Mendiño.

SIGLOS XV-XVIII

A pesar de los continuos ataques de piratas, Vigo va creciendo. Gana importancia en este período la actividad artesanal y el comercio, pero la actividad más importante es la pesca de sardina.

En la era en que España e Inglaterra se ven sumergidas en innumerables guerras por el dominio de los mares, el pirata inglés Francis Drake intenta tomar la villa, fracasando gracias a la oposición de los vecinos. Cuatro años más tarde, en 1589, ataca de nuevo la ciudad, arrasando y quemando todo lo que encuentra a su paso.Los armadores vigueses organizan la defensa y consiguen la patente de corso de la corona para saquear los barcos comerciales enemigos.

Se tiene asimismo constancia de que en 1617 los piratas turcos intentan el asalto de la ciudad, siendo repelido por los vecinos. Llegarán a Cangas y arrasaran esta pequeña villa. Estos frecuentes ataques marítimos y las luchas contra Portugal en tiempos de Felipe III, dan origen a que en 1656 se inicie la defensa de la ciudad con la construcción de las murallas, el castillo en el monte del Castro y el castillo de San Sebastián.

Grabado del libro 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne, sobre los galeones de la Flota de la Plata

Grabado del libro 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne, sobre los galeones de la Flota de la Plata

El Goldenhind de Sir Francis Drake

El Goldenhind de Sir Francis Drake

Durante la guerra de Secesión, en la que las potencias europeas se disputan la corona española, a la muerte sin descendencia de Carlos II, se enfrentan Francia contra Inglaterra, Holanda y Austria. En 1702 una flota francesa y española, que escolta a los galeones que transportan desde Cuba las riquezas de la corona española en América, la flota de la Plata, se ve amenazada a a su vuelta a España. Consigue esconderse en la Ría de Vigo pero es detectada por los barcos aliados de Inglaterra y Holanda. A pesar de la táctica defensiva española y francesa y la fortificación de la zona del estrecho de Rande y la ría, es destruida en casi su totalidad. Los ingleses se llevaron varios barcos con tesoros pero el resto fueron hundidos por las llamas y hoy se encuentran en los fondos de la ensenada de San Simón.

Avanzado el siglo XVIII Carlos III rompe en 1778 con el monopolio de los puertos autorizados a comerciar con América y Vigo comienza a beneficiarse del tráfico de alto bordo. En esta época la villa de Vigo estaba completamente cerrada con una muralla, construida con motivo de la Guerra de Restauración Portuguesa ante el temor de una posible invasión. Cerca del mar estaba el bastión de Laxe y en el lado opuesto, el castillo de San Sebastián. A lo largo de la muralla se abrían siete puertas: la de Falperra, Berbés, el Mar, Laxe, Gamboa, Sol y la del Placer.

A partir de mediados de este siglo, comienzan a arribar a la ciudad una cantidad cada vez mayor de aventureros comerciantes e industriales catalanes, los fomentadores, que harán que comience el verdadero desarrollo de la antigua población pesquera, convirtiéndose en uno de los acontecimientos más interesantes de la historia socioeconómica de esta región. Esta ciudad comenzaría a adquirir, gracias a esta savia nueva y la expansión que produjo en la pesquería especializada, un relieve creciente en la vida económica española,  proliferando las fábricas de salazón, jabón y productos de cuero y lino.

SIGLO XIX

Durante la invasión del país por los ejércitos de Napoleón, Vigo fue igualmente ocupado. La resistencia popular dirigida por el militar Pablo Morillo y el orensano Cachamuíña, así como por figuras de la ciudad como el antiguo alcalde Cayetano Parada y cientos de vigueses descontentos con el dominio francés,  provoca un levantamiento que termina con la expulsión estos y la independencia de la ciudad el 28 de marzo de 1809. Este episodio motivó la concesión en 1810 a Vigo del título de ciudad «Fiel, Leal y Valerosa».

Nueva Población (1)En 1833 se acondiciona el camino real que lleva a Madrid, conocido como carretera de Castilla o de Villacastín. En 1836 se inician las obras de construcción de la Colegiata por Melchor dePrado, ya que el antiguo templo había quedado seriamente dañado después de la explosión de un polvorín en el castillo de San Sebastián en 1809.

A mediados de siglo se construye un nuevo muelle de piedra. A medida que la ciudad va creciendo, se decide iniciar el derribo de las murallas, que se habían quedado obsoletas en términos tácticos y defensivos, con lo cual se empieza a conseguir su expansión. Será también el inicio de las obras de acondicionamiento de la zona que se llamará Nueva Población, es decir la actual Plaza de Compostela, Marqués de Valladares y Montero Ríos, sobre terrenos ganados al mar.

Las relaciones con América son cada vez mayores. Desde 1855 se establecen servicios de comunicación marítimos periódicos con La Habana, Buenos Aires y Puerto Rico. Una década después empieza la construcción del ferrocarril y las obras de relleno de la Ría para ampliar las instalaciones portuarias, inaugurándose la línea Orense-Vigo en 1881, que facilitará la unión de la ciudad con Castilla, ya que hasta ese momento tenía que ser por Portugal.

En este tiempo continúan abriéndose en la ciudad fábricas de salazón y de derivados de productos marinos, lo que provoca el crecimiento de la población asalariada y también de una burguesía financiera. Vigo se expande extramuros con la apertura de nuevas calles y la construcción de nobles edificios de piedra. En 1880 se crea la Caja de Ahorros de Vigo y un año después se constituye la Junta de Obras del Puerto.

En 1898 se construye el nuevo cementerio de Pereiró, que sustituirá al antiguo de Picacho y pocos meses después serán enterrados en él más de 150 combatientes procedentes de la Guerra de Cuba. El puerto de Vigo recibía a los soldados malheridos procedentes de América, acogiéndolos y prestándoles la ayuda necesaria. Este hecho le otorgó el rango de siempre benéfica, por lo que desde entonces, el escudo de la ciudad guarda el lema de “Leal y Valerosa ciudad de Vigo y Siempre Benéfica”.

A finales de la centuria, la ciudad contaba ya con 15.000 habitantes.

SIGLO XX

El asentamiento de empresarios catalanes en el siglo XIX, en el barrio del Areal, propició el desarrollo de la industria de la salazón de pescado y el resurgimiento de una etapa de gran crecimiento de la industria pesquera. El puerto de Vigo comienza a asociarse a la imagen de emigración de miles de gallegos que se embarcan  rumbo al continente americano.

El Berbés a principios del siglo XX

El Berbés a principios del siglo XX

Comienzan a crearse importantes empresas en la ciudad como los astilleros de Barreras (a finales del siglo XIX) y Vulcano, así como Pescanova y una multitud de empresas relacionadas con el mar.Otro símbolo de la ciudad fue el tranvía, que empezó a funcionar en 1914. La ciudad en este tiempo tiene una enorme actividad social, abundan los periódicos y semanarios, las asociaciones y las organizaciones de carácter político o sindical, pero todo este dinamismo quedó neutralizado con el estallido de la Guerra Civil.

Según avanza el siglo, Vigo absorbe el municipio de Bouzas en 1904 y el de Lavadores en 1941, agrandando su término administrativo y aumentando su población.A mediados de siglo se traza la Gran Vía y la ciudad sufre un gran crecimiento demográfico con la incipiente creación de barrios residenciales como el de Coia.

Relleno de Bouzas en los años 70

Relleno de Bouzas en los años 70

Se instalan nuevas industrias, como Citroën Hispania, al tiempo que mejoran las comunicaciones y se crean nuevos planes para ensanchar la ciudad. Vigo sufre un elevado crecimiento demográfico, pasando de los 30.000 habitantes que había en 1910 a los casi 300.000 de hoy en día.La notable expansión del Puerto de Vigo hasta nuestros días lo han convertido en el principal Puerto Pesquero de España y en uno de los más importantes del mundo. La industria automovilística, los astilleros, las conserveras, la construcción, la moda, etc., son algunas de las principales actividades económicas que convierten a Vigo en el motor económico de Galicia.

La proximidad de Portugal ha favorecido también el establecimiento de una estrecha relación comercial, cultural y de comunicaciones con el norte del país vecino, que ha beneficiado enormemente al desarrollo económico e industrial de la ciudad, convirtiéndose por excelencia en la gran ciudad comercial y de servicios del sur de Galicia y del Norte de Portugal.

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Bibliografía
. Vigo en Wikipedia.
. Vigo en su Historia. Coordinación: Álvaro Cunqueiro y José María Álvarez Blázquez. Caja de Ahorros Municipal de Vigo. 1980.

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